jueves, 3 de noviembre de 2016

Fluir de la conciencia

Dejé pasar como cinco colectivos. Pensando. Mientras el reflejo del sol no me dejaba ver. Pensaba en mi (o en nos). Pensaba en ¿que hago con mi vida? como si se terminara mañana, o como si no hubiese esperanzas. Mientras la gente iba de acá para allá, mientras la vida me miraba a los ojos, igual que el sol que no me deja ver. Mientras todo lo que me rodea vive, y yo ahí, en la parada del bondi, como si esperara algo. Que no era el colectivo que me llevaría a casa. Era otra cosa y no sabia qué, o capaz si y me lo negaba.
En ese momento, mientras mi cabeza vagabundeaba en pensamiento absurdos, se me estaba pasando la vida. Aunque la apreciaba con mis ojos. Aunque de todos modos. agradecía estar viva y respirar. Con lo facil (y difícil) que es la vida del solitario.
(La poca coherencia, lo dice todo)
Se cruzaron caminos, para que dos del mismo palo se conozcan. ¿Será para que me vea en otro? no sé, porque es igual a mi. Y la vergonzosa idea de conocer a otros. ''Ya estamos grandes para tener vergüenza.''- dijo.  Y mientras mis oídos se mezclan con los auriculares esas canciones que tanto me gustan. Espero. ¿Que estoy esperando?. Arrastrar esa mochila de heridas sin sanar, duele en el fondo de mi. 
Ya es hora de soltar, o de soltarse a vida. De soltarse a la vida. De no aferrarse. De amar sin ataduras. De conocerse sin tener un titulo. De amistades que marcan. De saber quienes somos y quienes queremos ser.
Es hora de dejar de pensar, y empezar a vivir. Eso esperaba. A mi me esperaba.







(Pies para que los quiero, si tengo alas para volar.)

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